Alerta por el preservativo: ya son más los que nunca lo usan que los que se cuidan siempre

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El 96% de los contagios del virus del sida en el país durante el último año fueron por no utilizar el preservativo. Es la proporción histórica más alta. Los especialistas lo atribuyen a que la gente ya no siente el fantasma del VIH como en los años ‘90

Dos de cada diez argentinos no usa nunca preservativo al mantener relaciones sexuales. Sólo el 14,5 por ciento apela siempre a ese método anticonceptivo y de prevención de enfermedades de transmisión sexual. Y el 65 por ciento usa preservativo “en algunas oportunidades”. Las cifras se desprenden de un relevamiento de la filial argentina de Aids Healthcare Foundation (AHF), una organización que atiende a más de 200.000 personas con VIH en el mundo. Durante 2016, AHF encuestó de forma anónima a 30.013 personas de 14 provincias argentinas que se hicieron el test de VIH: de los 272 casos nuevos del virus que fueron detectados en esa instancia, el 96 por ciento de los diagnósticos se debió a mantener relaciones sexuales sin usar preservativo. Se trata de la proporción más alta de la que tenga registro esta entidad especializada.

“Hay una señal de alerta en los resultados de este relevamiento: en 2015 encuestamos a unas 24.000 personas. El 20 por ciento usaba siempre preservativo, mientras que el 15 no usaba nunca: ahora esa cifra se invirtió, y son más lo que jamás apelan a ese método, que los que lo hacen metódicamente”, advierte Natalia Haag, directora nacional de Testeo y Prevención de AHF.

Según cifras del Ministerio de Salud de la Nación, entre 2013 y 2015 más del 90 por ciento de los nuevos diagnósticos de VIH se produjeron por no usar preservativo. La proporción publicada por AHF marca un pico histórico.

Leandro Cahn, director de Comunicación y Desarrollo Institucional de Fundación Huésped, asegura: “El miedo nunca es un buen consejero para hacer campañas de concientización de ningún tipo, y la ciencia ha avanzado en cuanto a tratamientos para el VIH. Pero esto puede generar también que una parte de la población pierda el temor a infectarse y piense que tratarse es ‘una pastilla una vez al día’. La expectativa de vida de un infectado es prácticamente igual de la de quien no lo está, pero el mejor de los tratamientos nunca va a reemplazar ser VIH negativo”. Haag opina parecido: “Como hoy el VIH es una infección crónica y tratable, hubo una especie de relaje. Lo que pasa es que no tenerle miedo no quiere decir que no haya que prevenir”.

“La aparición del virus, en su momento, generó una reinvención del preservativo. Pero desde siempre fue percibido como algo que se interpone a la relación sexual, y que entonces puede ser molesto, lo que no significa que no se deba usar”, explica Cahn.

Ambos especialistas señalan que es fundamental que la Ley de educación sexual integral -de 2006- sea implementada correctamente. “Si a un adolescente se le habla de que su primera relación sexual tiene que ser con preservativo, lo va a tomar como parte de su práctica habitual”, sostiene Haag.

Cahn explica: “La aplicación de la ley debe hacerse en serio, porque actualmente es muy dispar en las distintas provincias. Algunas jurisdicciones son tan conservadoras que someten a debate cuestiones que en la ley son muy claras. De repente piden autorización a los padres para dar clases de educación sexual cuando nadie manda una nota pidiendo permiso para enseñar fracciones o sujeto y predicado”. Para Haag, es preocupante también la gran proporción de quienes usan preservativo ocasionalmente: “Es importante enseñar que, al no usar una vez, ya estás expuesto al VIH y a otras enfermedades de transmisión sexual”.

Tanto Cahn como Haag subrayan que durante 2016 hubo demoras y falta de stock en la distribución gratuita de preservativos que hace el Ministerio de Salud.

“Hubo demoras por problemas burocráticos, y según el punto de distribución, esa demora pudo haber sido mayor o menor, pero no puedo precisar de cuánto fue; la situación ya está normalizada”, dice Carlos Zala, a cargo de la Dirección de Sida y Enfermedades de Transmisión Sexual del ministerio. Según cifras de la cartera, en 2016 se compraron más de 58 millones de preservativos, y este año serán 41 millones más.

“Respecto del uso del preservativo, el Ministerio los distribuye gratis con folletería que explica cómo usarlo; tal vez esa distribución debería ser más descentralizada porque en el imaginario se supone que están en hospitales, y hay que hacer saber que están en otros lugares, como bares”, describe Zala. La campaña central del área que dirige es “Elegí saber”. Fue lanzada en 2014 y no se centra en el uso del preservativo, sino en la realización del test de VIH y, en caso de ser necesario, en su tratamiento. “La Organización Mundial de la Salud apuesta a que cada vez más gente se testee y a tratar a los que den positivo; una persona puede retraer tanto el virus que ya no contagie, y esa es la forma en la que la OMS cree que se puede frenar esta epidemia”, justifica el funcionario, y agrega: “Vamos por ese lado, aunque hay que fomentar conductas preventivas”.

“Faltan campañas estatales de prevención: durante los veranos siempre se hicieron acciones en la Costa, y este año no hubo nada”, ilustra Haag. En 2016, un informe de la ONU reveló que Argentina es el país con mayor proporción de nuevos casos de VIH de Latinoamérica.

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