Continua el acampe penitenciario frente a la gobernación bonaerense

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El escobazo de María Eugenia Vidal en el Servicio Penitenciario poco tuvo que ver con la transparencia: los negociados y hechos de corrupción se multiplicaron en las Unidades de la mano del interventor Fernando Rozas, ex diputado denarvaista y títere del ministro de Justicia Gustavo Ferrari. En este escenario, más de 1000 familias quedaron en la calle -muchas de ellas injustamente- y se desató una ola de sumarios y traslados arbitrarios.

Aquellos que vencieron al temor, decidieron acampar en la puerta de la Gobernación: “Esto no es un capricho, nos despidieron injustamente y ahora nuestras familias están pasando hambre”, disparó Matías Molina, despedido de la Unidad 10 de Romero, en diálogo con NOVA.

El Frente Cambiemos se convirtió en una fábrica de pobres y el SPB fue uno de los lugares elegidos: sabían perfectamente que allí rige un estatuto de la Dictadura y que el personal penitenciario es trabajador y sumiso. Aprovechándose de esta situación y de una mala reputación que pesa sobre la institución, mancharon el honor de los decentes con una “falsa purga”, una decisión que solo tiene un rédito político: ubicar a Vidal en la cima, como una mujer que pelea contra las mafias.

De este modo, los manifestantes aseguraron que no se quedaran de brazos cruzados y aumentaran el bullicio de las medidas de fuerza con el correr de las horas: “El tema es que echaron a los trabajadores y la mafia sigue operando desde adentro o espera el retiro en sus mansiones”.

La manipulación de los medios aliados al Gobierno

Luego de invisibilizar los reclamos por meses, algunos medios de comunicación decidieron ir al “acampe penitenciario” para replicar la protesta de los trabajadores en la puerta de la Gobernación bonaerense: “Nos ninguneaban, no nos atendían y recién vinieron cuando hubo una convocatoria masiva”, aseguró Lucas Funes, uno de los despedidos de la Unidad N° 2 de Sierra Chica que encabeza el reclamo.

Desorganización: distintas formas de reclamar

Dentro de los reclamos penitenciarios hay diversos sectores: algunos despedidos, otros sumariados y aquellos que sufrieron traslados arbitrarios. En todos los casos, los que pusieron el grito en el cielo lo hicieron por una batería de injusticias; los que fueron echados y no abren la boca es porque saben que estaban sucios o al margen de la Ley: “Exigimos es que se revea cada caso en particular, están pasando la escoba por arriba, dejando familias en la calle sin analizar las causas y las consecuencias”, sostuvo Pablo Roldan, despedido de la Unidad N°9.

En un contexto de incertidumbre por la falta de sensibilidad de Cambiemos, los grupos actúan por separado, de manera aislada, lo que genera que el reclamo no se haga oír. Rispideces internas y diferencias de metodologías hacen que la protesta no confluya por un único carril.

Desde el acampe aseguraron que entienden el temor de reclamar que tienen aquellos trabajadores que están sumariados y aun no fueron cesanteados, o los que fueron trasladados arbitrariamente: “No les pedimos que se sumen a la acampe, pero sí que no bajen los brazos  y se hagan respetar. A aquellos que están afuera, los invitamos a sumarse”, expresó Eliseo Ordoqui, despedido de la División de Traslados .

Por otro lado, desde la Asociación Simple de Fuerzas Unidas en Defensa de los Derechos Humanos (AFUDDHH) se despegaron del acampe y buscan otro tipo de negociación: “Nosotros nos manejamos mediante las vías administrativas, agotada esa instancia vamos por lo jurídico”, afirmó Celia Osinaga, una de las representantes de la organización, en diálogo con NOVA.

Igualmente, el reclamo de fondo es el mismo: “No nos cierra qué es lo que quiere hacer esta Intervención, son civiles que no conocen los penales, es como una ruleta rusa” resaltó Osinaga y, en esa línea, concluyó: “Hay gente muy respetada y honesta que dejaron en la calle, hay que analizar todos los casos”.

Fuente Agencia NOVA

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