En la sede del «Rojo», un grupo de fanáticos se reunió para protestar en contra de la dirigencia. El encuentro con Atlético Tucumán se suspendió, podría jugarse en el estadio del club Lanús sin público hasta que se haga el llamado a elecciones.
Independiente jugará sus próximos partidos como local fuera de Avellaneda y sin público, hasta que se produzca la convocatoria a elecciones, evalúan las autoridades de Seguridad de la provincia de Buenos Aires después de los graves incidentes provocados ayer durante una Asamblea de Socios en la sede del club.
El titular de la Agencia de Prevención contra la Violencia en el Deporte (Aprevide), Eduardo Aparicio, le aseguró esta mañana a Télam que el ministro del área, Sergio Berni, «está más firme que nunca» en esa decisión, también convalidada por la Asociación del Fútbol Argentino (AFA).
La modalidad, en cancha neutral y sin hinchas, comenzará en el encuentro ante Atlético Tucumán, que debía disputarse esta tarde en el estadio Libertadores de América-Ricardo Enrique Bochini y fue suspendido por los disturbios en las inmediaciones de la sede.
«Hasta que no tengamos una fecha para la elecciones, creo no que se van a poder jugar más los partidos ahí. Hay que se coherentes y estar en lo preventivo. Si no está garantizada la seguridad, no se va a considerar jugar en Avellaneda», planteó Aparicio en diálogo con Télam.
«La gente no se va a calmar. Si pasa este partido (con Atlético Tucumán) y se organiza otro, ¿qué cambia?. Hay que ser honestos. Estamos hablando mucho con AFA y noto un interés de trabajar en equipo para apoyar esta medida. No vamos a poner en riesgo nada, el ministro está más firme que nunca con esta idea», aseguró.
El responsable de Aprevide adelantó el compromiso de organizar «cuanto antes» el juego suspendido con Atlético, que ya tiene su delegación en Buenos Aires.
«Estamos coordinando con AFA para ver qué estadio se puede utilizar», dijo el funcionario, quien descartó la posibilidad de hacerlo en La Plata, donde mañana se presenta Gimnasia, y abrió la posibilidad de que sea en cancha de Lanús.
«Lo estamos viendo porque tampoco queremos invadir con partidos que no son propios de la zona. La cancha de Lanús está en el medio de un barrio y la gente también pide un descanso cuando no hay partidos del equipo local. Es un trastorno para los vecinos por los cortes de calle y todo lo que implica la organización», admitió.
Aparicio agradeció la predisposición del titular de AFA, Claudio «Chiqui» Tapia, con quien tomó contacto al producirse los hechos de violencia. «Le comenté la idea de suspender el partido de hoy y me dijo que le parecía muy bien. Los mismos manifestantes de ayer y la misma policía iban a encontrarse al día siguiente en el cacheo y otras situaciones de seguridad. Era una locura», consideró.
La Asamblea Extraordinaria convocada por la dirigencia de Independiente, encabezada por su presidente, Hugo Moyano, terminó con graves incidentes en las inmediaciones de la sede del club, en el centro de la localidad bonaerense de Avellaneda, y además con la suspensión del partido de este sábado contra Atlético Tucumán, por la décima fecha del torneo de la Liga Profesional de Fútbol.
El presidente del club aprobó el prespuesto del próximo ejercicio (2022-23), sin tratar el tema de las elecciones postergadas desde diciembre del año pasado.
Cientos de socios e hinchas de Independiente se acercaron hasta la puerta de la sede a protestar y pedir que se fije una fecha para los comicios, que fueron postergados por la justicia debido a la impugnación de la lista de Fabián Doman, uno de los dos candidatos opositores.
Los incidentes comenzaron cuando algunos manifestantes se desplazaron hacia una de las calles laterales de la sede para interceptar la salida de Moyano y el resto de los dirigentes oficialistas.
«No sé qué los provocó para que reaccionaran así, me parece que ver cómo se retiraba la Comisión Directiva. La policía tuvo que dispersar porque lo manifestantes tiraron una lluvia de piedras, tachos de basura, todo lo que encontraban», relató Aparicio, presente en el lugar.
En el enfrentamiento con los fanáticos, la policía disparó gases lacrimógenos y balas de estruendo, un proceder que también será evaluado por las autoridades de la provincia.
«Uno nunca puede quedar conforme cuando pasan estas cosas. En cuanto a las imágenes en las que se ve a los policías disparando al cuerpo de los manifestantes hay una confusión. No son balas de goma, que se tiran al piso, sino balas de estruendo que se usan para dispersar. Parece que se tiran al cuerpo pero en realidad el manifestante no hace ningún gesto pero no tienen impacto. No hay heridos de consideración por eso», explicó.
Por lo acontecido tomó intervención la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) 4, especializada en violencia en espectáculos deportivos, a cargo del fiscal Mario Walter Prieto.
«Fue todo una locura: día viernes, vacaciones de invierno, que la gente sale, con la situación social que estamos viviendo… Esto no se puede permitir», asumió.
Por último, Aparicio evitó intromisiones en la política interna del club pero hizo un llamado al consenso dirigencial para descomprimir la situación: «Las partes se tienen que sentar, a la mesa la falta una pata. Son ellos los que tienen que llegar a un acuerdo».
El organismo de seguridad, en sintonía con lo advertido oficialmente en la previa del acto, aplicará el derecho de admisión en los estadios a las personas que fueron demoradas por los disturbios.
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Los incidentes
Los hechos violentos se originaron cuando Moyano -duramente cuestionado- se retiró del gimnasio Carlos Bottaro, donde se desarrolló la asamblea, en un auto blindado y otros dirigentes custodiados por efectivos policiales, por una salida trasera de la sede ubicada en la intersección de las calles Montes de Oca y Levalle.
Hacia el lugar de inmediato se movilizaron cientos de socios y simpatizantes, que desde horas tempranas de la tarde se habían agolpado frente a la entrada principal, en Avenida Mitre 470, pidiendo por «elecciones ya» y con insultos agraviantes hacia el titular del «Rojo», pero en forma pacífica.
Ese nutrido grupo comenzó a arrojar todo tipo de proyectiles hacia los directivos en su salida, con el paso interceptado por un fuerte vallado de efectivos policiales de infantería bonaerenses, que trataron de contener a los enfervorizados hinchas.
De pronto, los efectivos comenzaron a arrojar gases lacrimógenos, gas pimienta y disparos de bala de goma contra los exaltados que continuaban tirando proyectiles, ahora hacia los uniformados.
De esa manera se entabló una batalla campal sobre Montes de Oca, en dirección a la Avenida Mitre, que se extendió desde las 19 y hasta pasadas las 20.30, ya con la infantería contando con el apoyo de la policía motorizada.
La gresca mayor que se desató sobre Mitre y Montes de Oca, a metros del Puente Pueyrredón, también produjo la rotura de parabrisas y abolladuras en numerosos autos, más el desprendimiento de distintos carteles que le fueron arrojados a los policías y el incendio de varios contenedores de residuos.