Al ex intendente y caudillo de Moreno se lo ve muy mayor y desmejorado. Su poder político perdió fuerza y ya nadie parece seguirlo.
La historia de West es conocida en todo el Conurbano. Durante muchos fue dueño del PJ de Moreno, fue pieza clave del duhaldismo en los 90 y también en la primera mitad de la década del 2000. Fue intendente entre 1995-2003 y 2011-2015, diputado provincial desde 2003 hasta 2005 cuando lo convocaron para ser diputado nacional.
Sus gobiernos, sospechados de corrupción y negociados con empresarios amigos, lo llevaron a perder terreno en el orden local pero mucho más en el ámbito provincial y nacional. Muy lejos quedaron las reuniones y citas donde se mostraba como líder. Hoy su figura se ve desvanecida, casi inexistente.
Malversación de fondos públicos, negociaciones incompatibles con el ejercicio de la función pública y exacciones ilegales son algunos de puntos que relata la denuncia presentada hace años atrás. Fue el principio del fin para el caudillo del oeste.
«Lo de West acá en el distrito es nulo. No tiene articulación política, no tiene representantes, ni en la política ni en movimientos sociales», sostuvo un ex funcionario que lo acompañó en su gestión como jefe comunal. «Hoy en día lo único que puede hacer West es acercarse a dirigentes de partidos opositores. Dentro del peronismo no es importante. No tiene peso alguno», destacó.
Para el «viejo» dirigente de Moreno es prácticamente imposible el regreso a la arena política local. Y lo sabe. Tal es así, que lo vieron tratando de acercarse a concejales de poca trayectoria, como Giselle Agostinelli. Quizás la única posibilidad que tiene en el «juego» o «rosca» política es la de asesorar a concejales de La Libertad Avanza o Juntos por el Cambio.
Muy lejos quedaron aquellos años donde su opinión era valorada. El presente lo ubica como un «dinosaurio» de la política pero sin chance alguna de volver a ser «el caudillo de Moreno».