Pedofilia: la mayor cantidad de casos se detectan en Buenos Aires

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El Cuerpo de Investigaciones Judiciales lleva procesados 25.000 reportes de pedofilia, pornografía infantil, acoso sexual, abuso y violaciones desde 2013. El 30% de los casos son en Capital.

El 40% de los casos de pedofilia a los que logra llegar el Cuerpo de Investigaciones Judiciales (CIJ) de la Fiscalía General porteña, que trabaja con fiscales de todo el país, son de la provincia de Buenos Aires y alrededor del 30% de la Ciudad, mientras el resto se reparte en las distintas provincias.

El organismo que detectó el año pasado a través de la Operación «Angel Guardián» a un hombre que acosó a 100 menores por Facebook, al que le encontraron más de 1.000 imágenes y videos de las víctimas en situaciones explícitamente sexuales, lleva procesados 25.000 reportes de pedofilia, pornografía infantil, acoso sexual, abuso y violaciones desde 2013.

Argentina es «uno de los países de todo el mundo donde hay mas pornografía infantil; estamos entre los 10 primeros; en primer lugar están Estados Unidos y Brasil, aunque hay que considerar que tienen mucha población, y a la vez hay otros países grandes, donde sabemos que hay muchos casos, que no están en el sistema de búsqueda«, dijo a Télam Enrique del Carril, director del CIJ, volcado a la investigación con tecnología.

El CIJ trabaja con su Unidad específica de Investigaciones tecnológicas y con fiscales de todo el país, organizados en la «Red 24/7» (24 horas los 7 días de la semana) para responder en menos de un día con un rescate o allanamiento, y cuenta con un fiscal por provincia, excepto en Buenos Aires que tiene fiscales por jurisdicciones y en la Ciudad, que cuenta con el propio CIJ y 3 fiscales especializadas en delitos informáticos.

«Hasta hoy tenemos 25.000 reportes procesados, de ellos entre 4 mil y 5 mil investigaciones fueron realizadas por nosotros mismos porque nos quedamos con los casos más graves e inmediatos y con lo que corresponde a la Ciudad de Buenos Aires», precisó el funcionario.

En general se detectan situaciones de grooming, que son casos en los que el adulto tiene actitudes que buscan ganarse la amistad de un niño o adolescente, creando una conexión emocional con él con el objetivo de abuso sexual, y casos de pornografía infantil y de abuso sexual concreto.
El CIJ funciona desde 2004 pero a partir de 2013 firmaron un convenio con el National Center of Missing and Exploited Children, una Ong estadounidense que recoge los contenidos en Internet, las denuncias por trafico de pornografía infantil y abuso sexual infantil.

El director del CIJ explicó que «los reportes vienen categorizados en cuatro niveles: 1, 2, 3 y E». Con respecto a las tres primeras que son específicas del tema, «la 1 es la más urgente y se aplica cuando hay un abuso en ejecución; la 2 cuando hay un indicio de relación con menores y la 3 cuando hay imágenes que parecerían ser inéditas, porque en esto hay mucha viralización», agregó.

Del Carril precisó que «estamos en niveles altos pero se mantienen, son esas cosas que siempre crecen, que hay un incremento constante pero no un salto grande», al cuantificar la ocurrencia de este tipo de delitos.

Frente a los hechos dentro de las categorías 1, 2 y 3, la ONG estadounidense «nos avisa y nos ponemos a trabajar inmediatamente; para identificar a la persona usamos técnicas de buceo de redes sociales, de Internet y de todos los lugares para llegar a la persona real y después hacemos el allanamiento y el rescate del niño o niña».

pedofiliaEl número de casos es importante, se lamentó el funcionario judicial, quien recordó que entre los que lograron desbaratar hay uno paradigmático, que fue la operación «Angel Guardián», por la que «rescatamos mas de 100 chicas acosadas por un mismo pedófilo, todas argentinas», de la Ciudad, la provincia de Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba, Misiones, Santa Cruz, Entre Ríos, Chubut, San Luis, Chaco, Catamarca, La Pampa y Salta.

En ese operativo, que data del último noviembre, se detuvo a un hombre que se hacía llamar Thiago, Mathi o Evans en sus 18 perfiles falsos de Facebook, en los que simulaba ser un adolescente de 14 años y actuaba seduciendo a sus víctimas, desde un país limítrofe, y las obligaba a enviarle autorretratos y videos de producción casera donde aparecían desnudas y en actividades explícitamente sexuales.

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