Un estudio estadounidense pone el foco sobre la forma en que los golpes y las conmociones afectan diversas áreas del cerebro, que coinciden con aquellas que se deterioran por este enfermedad.
Un estudio recientemente publicado en la revista especializada Brain determinó que los traumatismos y las conmociones cerebrales acelerarían el deterioro mental, y puntualmente el deterioro mental provocado por la enfermedad de Alzheimer en personas que tienen riesgo genético de padecerla.
Entre éstos se cuentan, en primer lugar, aquellos con antecedentes de familiares directos, y en segundo término las personas con factores de riesgo individuales como edad, hipertensión arterial, diabetes, obesidad, sedentarismo, etc.
“Encontramos que tener una conmoción cerebral se asocia con un menor espesor cortical en las regiones cerebrales que son los primeras en ser afectadas en la enfermedad de Alzheimer. Sin embargo, el estudio no demostró que las conmociones cerebrales incrementen el riesgo de tener esta enfermedad. Por ende, nuestros resultados sugieren que cuando se combinan con factores genéticos, las concusiones pueden estar asociadas con el espesor cortical acelerado y la disminución de la memoria en las áreas de la enfermedad de Alzheimer”, especificó Jasmeet Hayes, profesora asistente de psiquiatría en la Facultad de Medicina de la Universidad de Boston, y autora del mencionado estudio para el cual se analizó a 160 veteranos estadounidenses de las guerras de Irak y Afganistán cuyo promedio de edad era de 32 años.
Dado que estos hallazgos, tal como mencionara la Dra. Hayes, son “prometedores para detectar la influencia de la conmoción cerebral en la neurodegeneración temprana, razón por la cual es importante documentar la ocurrencia y los síntomas subsecuentes de una conmoción cerebral”, le preguntamos al Dr. José Bueri, jefe del servicio de Neurología del Hospital Universitario Austral (HUA) qué piensa.
“Los traumatismos de cráneo repetidos están sospechados de acelerar procesos neurodegenerativos. De hecho, la encefalopatía post trauma se caracteriza por atrofia cerebral, lóbulos temporales, tálamo, cuerpos mamilares y tronco cerebral, y varias de estas regiones se cuentan entre las afectadas en la Enfermedad de Alzheimer. Esto hace pensar que los traumatismos de cráneo, sobre todo si son múltiples o repetidos, podrían efectivamente agregar daño a zonas de por sí sensibles y así ‘acelerar’ procesos neurodegenerativos. Esto se encuadra dentro de la teoría del ‘double hit’, o doble golpe, que indica que para que se produzca una enfermedad, muchas veces son necesarios dos o más factores que agreden al organismo”, consignó el especialista.
En cuanto a casos que se relacionan con este hallazgo, el Dr. Bueri mencionó que los boxeadores son un paradigma por haber estado expuestos a trauma craneano repetitivo.
“Después de retirarse algunos presentan un cuadro neurológico llamado encefalopatía post trauma, que consiste en deterioro cognitivo, depresión y síntomas parkinsonianos. Y este es un cuadro progresivo, no simplemente una secuela. Inclusive, en autopsias, se encontraron cambios patológicos muy similares a los de la Enfermedad de Alzheimer. Sin embargo, en la actualidad hay otros deportes bajo sospecha como el football americano, algunas artes marciales, el rugby y el fútbol si el jugador ha sido muy ‘cabeceador’”, dijo Bueri.
Además, el especialista completó diciendo que los resultados del estudio no hacen más que poner de relieve el papel que desempeñan los traumatismos de cráneo en la génesis de la neurodegeneración. “Las lesiones cerebrales por trauma no solamente causan daño en forma aguda y por las cicatrices que dejan, sino que además pueden disparar procesos inflamatorios que contribuyen a la neurodegeneración”.