Se pondrá el buzo de San Lorenzo y tratará de ponerle fin a una seguidilla de ciclos que se diluyeron más rápido de lo previsto.
Desfilaron muchos nombres, desde Hernán Crespo hasta Leandro Romagnoli pasando por el siempre mencionado Néstor Gorosito. También sonaron Gabriel Heinze y Alexander Medina. Hubo un acercamiento que pareció positivo con Luis Zubeldía. Se especuló con una nueva fórmula que incluyera a Romagnoli con un asistente fuerte como Alejandro Kohan. Pero el hombre que se pondrá el buzo de San Lorenzo y tratará de ponerle fin a una seguidilla de ciclos que se diluyeron más rápido de lo previsto y con más pena que gloria es Pedro Troglio.
De un tiempo a hoy las paredes del club son transparentes. Se ve todo lo que pasa dentro de San Lorenzo. Y lo que trasciende, en general, no es bueno.
Con la economía desangrando, con dirigentes que se alternan el liderazgo y con los hinchas apuntando hacia Marcelo Tinelli, el presidente en uso de licencia, cuestionando la participación de Matías Lammens, el ministro de Turismo y Deportes y ex titular, y tratando de encontrar certezas en Horacio Arreceygor, el hombre que tomó las riendas del club. A ese contexto, en el que pasaron 12 entrenadores en los últimos cinco años, llega Troglio.
Viene de consagrarse tetracampeón en Honduras con Olimpia. Llegó a Buenos Aires un día después de la vuelta olímpica, el 24 de diciembre. Y antes de brindar por la Navidad rubricó dos vínculos importantes: se casó por civil con su pareja Alejandra Alonso y le dio el OK a Lammens, tras una reunión breve, para asumir.
