La Argentina afrontó ese compromiso en un intento por llevar algo de calma a los mercados.
El Gobierno canceló finalmente un vencimiento de US$ 1.550 millones con bonistas, justo el mismo día en que altos funcionarios se reunían con la misión enviada por el Fondo Monetario Internacional para discutir los términos de un nuevo acuerdo de asistencia.
Para concretar el desembolso, el ministro de Economía, Luis Caputo, hizo que el Tesoro colocara una deuda al Banco Central para hacerse de dólares.
El Tesoro autorizó la operación en un contexto signado por la escasez de reservas, las demoras para reactivar el acuerdo con el FMI y el recalentamiento de la brecha cambiaria, que superó el 50%. El pago impactó en el BCRA, que finalizó este lunes con US$ 23.231 millones de reservas brutas, una caída de US$ 890 millones.
La disminución de reservas por ese monto se debe a que una parte de la deuda es local y puede quedar en los encajes, sin afectar el stock de dólares del Central.
Según cálculos privados, US$ 600 millones corresponden a acreedores externos y US$ 950 millones a residentes, entre organismos públicos y bonistas privados.
En cuanto a la negociación con el Fondo Monetario, se busca lograr un desembolso de unos US$ 3.600 millones.
Unos US$ 2.600 millones corresponden a noviembre y otros 1.000 millones adelantarían del giro que debía efectuarse en marzo de 2024.
El Gobierno corre contrarreloj, porque el Banco Central sigue con reservas negativas, a pesar de que compró US$ 3.500 millones desde la devaluación del 12 diciembre último