Alberto Fernández participó este viernes del acto que se realizó en el histórico salón «Felipe Vallese» de la central obrera que conduce el triunvirato compuesto por Héctor Daer, Pablo Moyano y Carlos Acuña.
El presidente Alberto Fernández renovó un llamado a la «unidad» de los argentinos como condición básica para lograr una «patria libre, justa y soberana» y, al recordar el legado del tres veces mandatario y fundador de Partido Justicialista, Juan Domingo Perón, sostuvo que «el poder pasa por la capacidad de convencer» que, dijo, «es una tarea más ardua pero más segura».
Alberto Fernández fue el orador central del acto organizado por la Confederación General del Trabajo (CGT) en homenaje a Juan Domingo Perón por el 48° aniversario de la muerte del líder justicialista, ocasión en la que dio un discurso en el que reivindicó la figura del tres veces presidente, defendió el rumbo de su gobierno y exhortó a la unidad del gobernante Frente de Todos (FdT).
Flanqueado en el escenario del salón «Felipe Vallese» de la CGT, por dos de los integrantes del triunvirato que conduce la central obrera, Héctor Daer (Sanidad) y Carlos Acuña (Estaciones de Servicio), el Jefe de Estado inició su discurso resaltando la figura de Perón a quien definió como «un hombre inmenso» que significó «un antes y un después para la Argentina».
Tras trazar un recorrido sobre la trayectoria política del expresidente fallecido el 1 de julio de 1974, Alberto Fernández sostuvo que Perón fue el artífice de «la mayor revolución social» que experimentó la Argentina, a partir de la implantación de los derechos laborales, pero también por su aporte en el impulso de la educación y la salud pública.
Ante un salón colmado y que contó con la presencia de gobernadores, funcionarios nacionales y dirigentes gremiales y sociales, Fernández, presidente del Partido Justicialista a nivel nacional, resaltó que Perón «impulsó la salud pública con la figura de Ramón Carrillo» y consideró que sus opositores «fueron impiadosos» con su obra de gobierno.
Asimismo, recordó que sufrió el exilio y hasta se prohibió que fuera nombrado después de su derrocamiento, a la vez que señaló que «la presión social del pueblo fue tan grande que debieron permitir su retorno a Argentina».
En otro tramo de su discurso, el Presidente pareció enviar un mensaje hacia el interior del FdT.
Fue cuando afirmó que Perón advirtió en su último mandato que era «indispensable crear valores para gobernar» y sostuvo que el expresidente creía que «el poder pasa por la capacidad de convencer».
«El poder no pasa por ver quién tiene la lapicera, el poder pasa por convencer», sostuvo el mandatario, para agregar luego que esa es «una tarea más ardua pero más segura».
Y abundó: «Perón nunca necesito una lapicera. Lo importante no eran las herramientas que se usaban, sino para qué se usaban: para preservar los derechos en la Argentina».
Perón –manifestó el jefe de Estado– «fue un pragmático que entendió que lo más importante eran las herramientas para mantener los derechos» y consideró que en la actualidad «hay que darle vida a la economía popular», cuyos actores «no pueden quedar desamparados» en el actual contexto mundial.
Sobre la marcha de la economía, remarcó el crecimiento sostenido, un incremento del 82% en la recaudación fiscal y la creación de 1.200.000 nuevos empleos.