El Xeneize no tuvo una gran presentación en el torneo y apenas creó situaciones de peligro ante el Decano. Los locales convirtieron el gol a través de Mateo Coronel y trabajaron para quedarse con la victoria.
Boca empezó muy mal el campeonato y perdió 1-0 con Atlético Tucumán, que fue superior especialmente en el primer tiempo. Sin Rojo lesionado, sin Cavani, Zenón y Guillermo Fernández, preservados para el importante partido del miércoles próximo contra Fortaleza, por la Sudamericana, el equipo de Diego Martínez esta vez no pudo dar vuelta el resultado como en varios partidos recientes.
A lo sumo estuvo cerca de empatar cuando esbozó una reacción en el último tramo de un encuentro de bajo relieve, jugado en una cancha en malas condiciones.
Los tucumanos se pusieron en ventaja muy pronto, pero a instancias del VAR en una intervención muy discutible se quedaron con las ganas en esa, pero a los 29 minutos consiguieron el tanto que certificaba su superioridad en el juego. Una buena jugada colectiva de Pereyra-Bajamich e Infante le permitió a Coronel definir desde cerca y sin marca. Advíncula, Figal y Ezequiel Fernández que había quedado como último hombre ayudaron mucho con su falta de reacción, en una jugada que exigía otra velocidad defensiva.
A los errores por lentitud Boca sumó varios pases equivocados (Di Lollo, Ezequiel Fernández, Delgado, Fabra y Romero), que dejaron a los tucumanos con buenas perspectivas de ampliar las diferencias.
Con la elegante zurdita de Pereyra, con la buena conducción del «Bebe» Acosta, Atlético Tucumán manejó mejor los tiempos en esa primera etapa, en la que Boca apenas si se asomó a Durso con un débil remate de Fernández desde la entrada al área. Como contrapartida, Romero tuvo mucho trabajo en ese primer tiempo y salvó dos remates muy peligrosos.
En el segundo período entraron Janson y Saralegui, y más tarde Zufiaurre, y Boca tuvo más tiempo la pelota pero sin elaborar juego se esfumaba en tres cuartos de cancha, ya que esta vez tampoco funcionaban los centros de Lautaro Blanco, los enganches de Advíncula o la cabeza de Figal.
El equipo de Sava se fue enamorando de a poco con el 1-0, y pese a los reclamos del técnico que pedía que no se metieran atrás se fueron refugiando en su propia área.