La internación de Guillermo Francos, justo en plena embestida de los partidos que no respaldan al oficialismo, pone a prueba la articulación y la negociación con los
El regreso del jefe de Gabinete a las negociaciones parlamentarias era la novedad, después de la semana negra que el Gobierno sufrió con la caída en Diputados del DNU de fondos para la SIDE y el aumento de las jubilaciones que aprobó el Senado. La prescindencia de Francos dejó batallando solo al vicejefe de Gabinete José Rolandi como el mariscal de la derrota.
Milei sintió el golpe y, aconsejado por Mauricio Macri, convocó a una reunión el viernes 30 con los bloques aliados. El presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem, faltó para demostrar el enojo con el PRO, que quiere el cargo para Cristian Ritondo. La puesta en escena fue acordada con la Casa Rosada.
El lunes a las 12 fueron convocados a la segunda reunión en Casa de Gobierno. “Tenemos que coordinar porque el miércoles es la sesión. Hay que estar preparados. Qué sé yo: por ahí la preside Santiago Caputo”, decía un diputado aliado. En Diputados, la oposición intentará reunir los dos tercios de los votos para ratificar el aumento a los jubilados que vetó Milei. El Presidente quiere sortear ese trance para ganar potencia cuando el lunes 16 vaya en persona al Congreso a presentar el Presupuesto 2025. Algo inédito, como el mileismo manda, con clase de economía como bonus track. El jefe de Estado explicará la Ley de Leyes y advertirá en “your face” que el veto podría convertirse en un recurso habitual con tal de defender el déficit cero.
En el Senado, UxP y la UCR buscarán aprobar la ley de presupuestos universitarios, que ya tiene media sanción de Diputados. El Gobierno ya avisó que la vetará. La oposición y el PRO también quieren derogar el DNU que otorga 100 mil millones de pesos a la nueva SIDE. El rechazo del PRO reeditará los chispazos entre el partido de Macri y el Gobierno libertario. “Veremos si se subordinan. ¡Ahí estará bien! El PRO debería aprobarlo y si no sucede, entonces el que conduce no conduce nada”, suele decir Bullrich a los suyos. Una pelea más detrás de la puerta, que ya es giratoria.
“Hay que frenarles el avance”, fue la declaración de guerra en la última reunión de la mesa política que encabeza Milei los martes, frente a un Congreso que muestra los dientes. El domingo, la salud de Francos dio un aviso. El Gobierno parece dispuesto a dejar pasar las señales. “Por ahí nos invitan al sanatorio. Todavía no hay ninguna comunicación”, bromeó un diputado aliado.
Fuente: TN
