Poco antes del debate del proyecto de aborto legal en el Senado, el papa Francisco confirmó su rechazo al proyecto. El jefe de la Iglesia Católica escribió en Twitter: “El Hijo de Dios nació descartado para decirnos que toda persona descartada es un hijo de Dios”.
El proyecto de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE) se debatirá desde las 16 en la Cámara Alta después de obtener media sanción en Diputados. Se prevé una larga sesión con un desenlace que todavía es incierto, ya que los “poroteos” y especulaciones indican que habría paridad entre los legisladores que apoyan la iniciativa y los que la rechazan.
En un nuevo intento de la Iglesia para tratar de impedir que el Senado sancione la ley, Francisco escribió en Twitter: “El Hijo de Dios nació descartado para decirnos que toda persona descartada es un hijo de Dios. Vino al mundo como un niño viene al mundo, débil y frágil, para que podamos acoger nuestras fragilidades con ternura”.
La nueva declaración del Papa se suma a otras manifestaciones de la Iglesia contra el proyecto, ya que el lunes el canciller de la Academia de Ciencias Sociales del Vaticano arzobispo Marcelo Sánchez Sorondo publicó en un tuit: “El 29 les pido que ‘no dejen sus convicciones profundas en las escalinatas del Senado’ sepan defender la vida como él la defendió”. La referencia es al expresidente Néstor Kirchner, ya que el religioso citó a una de las frases que el dirigente expresó al asumir al frente del Ejecutivo en 2003.
Mientras que el sábado el presidente de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA) Oscar Ojea manifestó que “no se puede ocultar el dolor ante el proyecto de ley” y pidió que los legisladores “no renieguen de sus convicciones más profundas”. El obispo de San Isidro encabezó una misa en la Basílica de Luján, donde recordó que habían manifestado “la inoportunidad de dicho proyecto”, que se debatirá en medio de la pandemia.
El Papa expresó en varias oportunidades su rechazo al proyecto de aborto legal. A fines de noviembre planteó en una carta que “el problema del aborto debe tener presente que no es un asunto primariamente religioso sino de ética humana, anterior a cualquier confesión religiosa”. Consideró que “hace bien hacerse las dos preguntas”, y afirmó: “¿Es justo eliminar una vida humana para resolver un problema? ¿Es justo alquilar un sicario para resolver un problema?”.