Gobierna uno de los partidos más pobres del Conurbano y está preocupado. Ve cómo aumentan exponencialmente los casos de coronavirus y cómo la situación social está a punto de explotar. Sabe que no hay hambre, pero sí bronca. Señala que desde la decisión de liberar a los presos ante la pandemia recrudecieron los casos de inseguridad.
Cómo se logra que en José C. Paz se cumplan las medidas de la cuarentena?
No es fácil. Tuvimos la precaución de vacunar a más de 140 mil personas del distrito como medida preventiva. Para cuando llegue el invierno podemos evitar los problemas que pudieran surgir de otras enfermedades que no sean por el coronavirus. Vacunamos muchísima gente contra la gripe y la neumonía, prácticamente a todas las personas de riesgo. Gracias a eso hoy no tenemos llenos los hospitales. Porque a lo mejor los internaban por una gripe y no por el coronavirus. En lo referido al Covid-19, hace un mes venía con 70 u 80 casos, y ya estamos en un 800% más. En este momento tengo 552 infectados y 1.200 descartados. Tenemos el problema de que cada diez días se está duplicando la cantidad de infectados. Calculo que vamos a estar en 700 en algún momento. En los próximos diez días estaremos en 1.400, a los diez siguientes, llegaríamos a 2.800. Para cerrar el mes con 5 mil enfermos.
¿Estimás que el pico será a fin de julio?
Sí. Al principio pensé que se trataba de algo similar a una neumonía, que se daría con más fuerza en el invierno. Intentamos que la gente se quede en sus casas. Es clave llegar con las ambulancias a las casas y que la gente no se mueva de sus domicilios, respetar que la cuarentena sea en los domicilios. También nos preocupamos por si llegan al hospital y no hay médicos para atenderlos. Por eso es importante que respeten la cuarentena.
¿La gente cumple con esta fase de la cuarentena? ¿Puede hacerlo o está empezando a salir, dada la necesidad de trabajar?
Hay distintas etapas. En la primera, el temor por lo que pasaba en el mundo hizo que la gente se guardara, que respetara la cuarentena. Después, cuando pasaron los primeros setenta días, la gente empezó a ver que no había tanta contagiosidad para ellos y comenzó a salir despacio. Nosotros pudimos abrir, les dijimos que abrieran por la puerta chica, que usaran el protocolo, que la gente atendiera con barbijo. Lo hicimos porque se nos fundían los negocios. En José C. Paz tengo una sola fábrica; pero hay 6.500 negocios. Si se funden los negocios, nos quedamos directamente sin fuentes de trabajo. No tenemos playa, no tenemos montaña, realmente tenemos un problema. Y la gente es de clase trabajadora. No trabajar en el distrito implica ir a otros lugares a hacerlo. Se nos complicaba. Desde el municipio estamos repartiendo entre 15 mil y 18 mil bolsones mensuales de alimentos. A eso le sumamos que al enfermo con diagnóstico positivo debemos hacerle llegar la comida a su hogar para que no salga. Si no, la gente quiere salir a trabajar. Muchos hacían changas o trabajaban en una fábrica, que hoy están cerradas. Se está acentuando el problema. En un primer momento, no estuve de acuerdo con que se le diera mucho dinero a tanta gente. Hay 89 mil personas que cobran los 10 mil pesos más 19 mil personas que cobran 5 mil pesos de otras ayudas. En esa instancia me parecía un exceso porque entraban más de 500 millones al distrito; pero la gente ya no podía ir a trabajar. Creía que era algo desubicado. Pero hoy te tengo que decir que el Presidente tenía razón. Si no tuviésemos esa contención, no sé qué hubiese pasado en el distrito. Y también en todo el país. Mi mirada es desde donde yo estoy, desde mi distrito.
José C. Paz se fundó hace no mucho tiempo, en octubre de 1994. Cuando nació era el segundo distrito más pobre del Conurbano, con muchas calles de tierra. En ese contexto, se puede tener un monitoreo de dónde es más difícil cumplir la cuarentena. ¿Qué está pasando con esos 6.500 comercios de los que hablabas en estos casi 110 días?
La idea fue tratar de que pudieran trabajar con la puerta chica abierta. No ser tan estrictos; no molestarlos ni sancionarlos. Si no, se nos fundían. La gente necesitaba tener por lo menos las cosas esenciales. Fui flexible en ese momento. Pero viendo el mapa del distrito te puedo asegurar que no hay un punto específico, por ejemplo un lugar de una villa, o de un asentamiento en el que se aglutine el problema. Es generalizado. Todo el distrito está tomado. Se puede ver que el mapa está lleno de zonas rojas. Es algo que está chequeado. Sin embargo, hay varias cosas que hicimos en los últimos cuatro meses para comentar. Primero, intervine el área de salud; compré diez ambulancias. Sabía que nos iban a hacer falta. Tenemos una demanda permanente de la gente para que lleguemos con ambulancias. En una situación como la actual, la gente no tiene tiempo ni ganas de esperar. Cuando se tiene a alguien enfermo en la casa se hace problemática la espera. Ahora me preocupa que la gente no salga y que se la atienda en la casa. Por eso me parece tan importante tener el equipamiento para que lleguen los médicos a las casas. Actualmente existen 25 móviles que llegan a los domicilios. La gente no se mueve, y se la medica ahí. Si es necesario, se la levanta. Estamos atentos a la situación en las terapias, a lo que necesitamos. Tenemos 19 respiradores que pudimos conseguir de diversos lados: prestados, algunos alquilados, otros nos los dio la Provincia. Con eso más o menos podemos paliar la situación.
En un primer momento fuiste más flexible con los comercios, dejaste que abrieran, ¿hoy es también así? ¿Están abiertos?
—Frente a esta última medida los mismos comercios son los que lo hacen. Las cosas empeoraron, ellos mismos se achican. Dije: Vamos a esperar, si la cosa aumenta, el problema avanza, iremos restringiendo y trataremos de cerrar. Lo cierto es que algunos ya cerraron, pero otros están con el negocio abierto. En verdad, la gente de distintas partes del país no aguanta, no solo en el Conurbano. Se están fundiendo. Quiebran las empresas. La cesación de pagos se generaliza. Lo que hacemos en José C. Paz es tratar de concientizar a la población. Le decimos que afuera está el virus que mata. Si se lo lleva a las casas, puede matar a la familia, a los hijos, a las madres. Para este fin de semana contratamos un avión para anunciar nuevas medidas para que toda la población se entere: que tiene que llamar a tal número, que no debe moverse de la casa. En cuanto a los negocios, te diría que lo estoy flexibilizando.
—¿Cuántos de los 6.500 negocios cerraron definitivamente porque se van a fundir?
—Ya cerraron. Ahora tengo 6.500, pero deben haber cerrado más de 1.500. Más de un 20%. Tenía 8 mil habilitados. Muchos fundieron, muchos cerraron, esta es la realidad. Mauricio Macri dejó su tendal también en el comercio. La gente se fundió. Cuando tomó la situación el presidente Alberto, ya había una crisis. Pero ahora se acentuó con el coronavirus.
—¿Esto es como volver a 2008? ¿A qué año te tenés que retrotraer para llegar a la misma cantidad de negocios que se perdieron con el coronavirus?
—Hay que decir que aún no se llegó al pico máximo; no llegó lo peor. Para fines de agosto vamos a estar como en 2001 aproximadamente. Viví dos saqueos y pienso que la gente va a volver a 2001. A las empresas medianas y a las pymes no les alcanza para nada, por más que las ayuden. Tienen el mismo gasto y se están fundiendo.
—¿La crisis económica puede llevar a que en agosto se repitan las mismas situaciones que en 2001? ¿Qué diferencia encontrás con aquel momento?
—Bueno, la diferencia es que la gente hoy sale, pero no es por hambre. Desgraciadamente la gente sale porque está enojada, en este último mes se ve mucha más delincuencia. Reaparecieron los motochorros, que no los teníamos aquí. En José C. Paz no se robó nunca a los bancos. Y hoy encontrás que hay operativos de veinte o treinta motos con gente armada. Estamos trabajando muy fuerte en hacer operativos, porque se está desmadrando y la gente se vuelve intolerante. Tengo filmado, por ejemplo, que hay zonas en las que se toman terrenos o viviendas que María Eugenia Vidal dejó sin terminar. Aun así hay personas que intentan tomarlas. Es una picardía. La mayor parte de la gente que está tratando de tomar son extranjeros. En este último tiempo llegaron con más fuerza al distrito.
—Al no existir los planes de contención, en 2001 lo que había era hambre. ¿Hoy hay bronca?
—Claro. La bronca de la gente que está sin trabajar. Al estar mucho tiempo encerrados en casa empiezan los conflictos. Es otro factor que aparece. Se nota que la gente se siente muy encerrada. Y algunos están con mucha bronca y salen. Lo peor es que muchos están con necesidades mucho mayores que en 2001. Cuando en 2001 explotó, fue por hambre. Salieron a saquear todos los negocios por comida. Hoy puedo asegurar que no es problema de comida, la gente no tiene problema de alimentación. Aquellos que dicen que necesitan ollas populares mienten, porque se asiste desde los gobiernos. Es muchísimo lo que se está dando. Como comentaba antes, previamente a esta situación entregaba 15 mil bolsones. Los sigo entregando, pero lo hago a través de la Iglesia, de las organizaciones intermedias. La gente recibe lo suficiente como para no tener que salir por hambre. Quienes salen, lo hacen porque son delincuentes o desean manifestarse de otra forma.
—Habría dos tipos de personas que salen: los que lo hacen por bronca y quienes salen a robar. Con los controles interdistritales que existen, se puede presumir que los ladrones roban en su propio lugar.
—Eso no es verdad. Con la cantidad de presos que se han liberado se nota que están en la calle. Al no tener trabajo, al no tener ocupación, reinciden en delinquir. Ese es un problema grande que tenemos, que se suma a que la gente se queda en la casa durante la cuarentena. Realmente la policía está atacando muy fuerte la cuestión. Tienen que salir las fuerzas federales a colaborar. Ya están las fuerzas federales, pero tienen que salir con más énfasis. En el Conurbano tienen que estar las fuerzas federales conteniendo, como sucedió en otros gobiernos. Recuerdo que Gendarmería tenía 18 mil efectivos y pasó a tener 40 mil, ¿por qué?, porque las policías federales estaban en el territorio. De aquí en más, la fuerza federal tiene que estar presente, si no corremos el peligro de que se produzca un desborde.
—¿Cuál es tu opinión sobre la polémica entre Sabina Frederic, la ministra de Seguridad de la Nación, y Sergio Berni, el responsable provincial del área?
—Que es lamentable. Es lamentable que en este cuadro de situación en el que se necesita tanto de uno como del otro estén distanciados, que haya falta de diálogo. Las autoridades provinciales y nacionales, el gobernador y el Presidente, tendrían que terminar con el problema. Soltarlos a los dos u otra opción. Arreglarlo de alguna manera.
—¿Y quién de los dos está atendiendo mejor la problemática?
—No sé quién conduce mejor, pero el que está más visible es Sergio Berni porque está en la calle y está siendo mediático, pero realmente a lo mejor ella se está ocupando de todo el país. El problema central está hoy en el conurbano de Rosario y de Buenos Aires. Van a tener que solucionarlo, porque la policía ya no da abasto. Lamentablemente, en ciertos lugares la policía ya está superada. Estamos haciendo todo lo que podemos. Entregué móviles míos, que tenía de la Urbana, porque la policía no tenía los suficientes.
—¿Te comentan los mismos problemas de seguridad tus colegas intendentes de los partidos vecinos?
—Todo el segundo cordón del Conurbano está así. Moreno está peor que José C. Paz; Malvinas Argentinas está igual que José C. Paz. Moreno viene de una gestión mala anterior, en la que no hubo contención. Hay muchos asentamientos que se están trasladando hacia los demás distritos desde allí. Es también otro problema grande.
—¿Y con respecto al delito?
—La policía está desbordada y deben venir las fuerzas federales. La gente va avanzando y no la van a poder parar. La gente avanza y si vos la dejás va a seguir así. Si vos la parás, pienso que se quedarían más tranquilos; pero si no hay quien los frene esto va a seguir avanzando. Le pido a la policía que realice operativos permanentemente y que haga retroceder a esta gente que quiere salir. Porque si vos me decís que salen por hambre, bueno, es entendible. Pero lo que sucede ahora es injustificable.
—Me parece que hay dos problemas que vos marcás: una cosa son las tomas de lugares y otra es el delito, quienes salen a robar.
—Ambas se juntan. A lo mejor, antes si iba un funcionario al lugar se hablaba con respeto. Pero ya no hay respeto. Hay que tener cuidado porque cuando se pasa una línea todo se complica. Viví los dos saqueos que hubo en 2001 y veo que se está superando una línea: la gente ya no respeta a los funcionarios. Ve todo mal, como si fuera culpa de ellos: del Presidente, del intendente o de un concejal. Les adjudican la situación que tienen. Pero lo cierto es que vino la pandemia y estamos así. Aunque claro, no sé si estaríamos mucho mejor sin el coronavirus.
—¿Cuánto creció el delito en el último año?
—Tranquilamente, un 70% u 80%, por darte un número.
—¿Hubo un punto de inflexión a partir de la liberación de presos en las cárceles por el coronavirus?
—Sí, fue a partir de ese momento. Antes estábamos muy tranquilos. Teníamos las mejores estadísticas de la región. Estábamos muy bien. Ahora se nos está desvaneciendo ese logro. Y en otros distritos está igual. Se está poniendo feo.
—¿En esto también notás coincidencia con los intendentes vecinos?
—Sí, aumentó y lo planteamos. Dijimos que estamos peor en la parte de inseguridad. También planteamos que está desbordada la policía. El mismo ministro Berni dice que está desbordada. Tiene razón. Tampoco cuenta con los móviles como para poder trabajar. Si vos no les das las herramientas, no pueden. Los policías no pueden perseguir caminando a delincuentes con motos supergrandes.
—¿Los motochorros tienen motos más potentes que la policía?
—Totalmente. Pero esto pasa también en Capital. Quizás en CABA como hay más motochorros, exista un equipamiento un poco mejor. Estamos frente a una situación que viene de antes. Pero con la cuarentena la gente sale a la calle en estos vehículos a robar. A eso se suma la delincuencia que a la noche entra a los domicilios.
—Al estar más vacías las calles, ¿es más fácil ocupar lugares?
—Con el coronavirus hay menos gente transitando. Debería haber menos delitos cuando está desocupada la calle. Porque las posibles víctimas no están, no son visibles. Cuando hay más gente, hay más delito.
—Pero el 70% de aumento del delito que señalás tiene que ver con la liberación de los presos, algo contemporáneo con el comienzo de la cuarentena.
—Hay que pensar que un preso sale y no tiene qué hacer. Va a su casa. Pasan uno o dos meses y sigue sin nada para hacer: y su costumbre es hacer otra cosa. Entonces realmente tenemos un problema. La gente se contagió también por salir a protestar: se corta la luz y te cortan la calle. Se les explica que un intendente no puede arreglar la situación. Aun así, llamo a Edenor para que lo hagan, pero entre tanto te cortan cuatro o cinco arterias. En ese momento la gente ya está en la calle. Como intendente tengo la preocupación de que esto se vaya a desbordar en algún momento. Si sigue así, si se acentúa, puede ser que tengamos problemas.
—Así como se habla de un pico para fin de julio, ¿cuándo aparecerá el pico del malestar social?
—Cuando empiecen a aparecer los muertos. Cuando la gente vea a sus muertos, cuando haya gente que no sea atendida en los hospitales porque están desbordados. Allí podremos tener un problema. Por eso, la idea es trabajar con la población para que se quede en su casa y haga la cuarentena en su domicilio. Que no vayan a los hospitales por sí mismos ante los síntomas. En la casa se puede hacer la cuarentena también y no desbordar los hospitales.
—Participaste en la interna de la provincia de Buenos Aires. Incluso intentaste ser candidato a gobernador, tuviste un recorrido por distintos sectores del Frente para la Victoria. ¿Cómo ves la política en la provincia de Buenos Aires? ¿Cuál es tu mirada sobre las diferencias entre el gobernador, los intendentes, el Presidente?
—En principio, el gobernador gana ampliamente. La gestión de Vidal no fue buena. Es algo que está a la vista. Se solía decir que María Eugenia Vidal era buena gestionando: no fue así. Llega Axel Kicillof y le cuesta asentarse. Recién ahora está agarrando, pero porque se encontró con la pandemia y lo que siguió fue un caos. La falta de experiencia que tenía Kicillof y su equipo más la pandemia representan una catástrofe. A eso se suma falta de maniobra y falta de experiencia también. El gobernador no puede hacer pie todavía, y si no le da auxilio la Nación tendría problemas severos. Si hoy subsiste la gobernación es porque la asiste Nación. Si no, no tendríamos siquiera un respirador. Todo eso llega desde Nación.
—¿Cuál es tu opinión sobre la tensión entre Alberto Fernández y Axel Kicillof y sus diferencias ideológicas?
—El Presidente está tratando de llevar la cosa lo mejor posible en el marco del país. También creo que el gobernador trata de hacer algo, aun sin fondos. No puede hacer mucho más que intentar sobrellevar la situación. Pero las cosas están a la vista. Se actúa cuando les bajan fondos de Nación, ahí se asiste a los intendentes, para que puedan pagar los sueldos, para que podamos seguir vivos porque nos bajó también la recaudación tremendamente, la gente no tiene ni para pagar. Esperaba que Kicillof entrara con otra fuerza. Quiso comenzar mostrando de modo distinto a los actores en la Provincia. Pero no pudo hacerlo, no lo veo con la fuerza que lo veía en la campaña. Tenía muchas esperanzas en que cambiara el gobierno de la Provincia. Pero todavía estamos esperando que reaccione. Recién ahora estamos terminando los primeros convenios como para hacer algunas obras en la Provincia. Y ya pasaron seis meses.
—Mario, vos en su momento habías competido, tratado de competir, con Florencio Randazzo en unas internas para la candidatura de medio término en la Provincia. ¿Cuál es tu visión del papel de Cristina Kirchner?
—Primero te contesto lo de Randazzo. Fui a una interna porque se había ido todo el mundo del PJ. Se había ido a Unidad Ciudadana. No quedó nadie en el PJ. Entonces quise competir donde milité toda mi vida, que es en el Partido Justicialista. No es que tuviera miedo por Randazzo.
—Si te lo hubieran permitido, ¿también habrías competido con Cristina?
—El tema era participar en el partido y después habría una alianza, pero nada de eso sucedió.
—¿Cuál es tu visión del rol de Cristina Kirchner hoy?
—Cristina trabaja apoyando a Kicillof en la Provincia. Y supuestamente hablando con Alberto. Con Cristina no tenemos mayor contacto. Me llamó por teléfono cuando asumimos, pero después no tuvimos más relación. Tengo mucho trabajo y tampoco voy a esperar cinco o seis horas para ver si me puede atender. Tengo una trayectoria muy larga, y al término de mi carrera política no puedo permitirme perder horas y horas o días incluso para que me atienda la ex presidenta. La respeto mucho. Es más, trabajé con Néstor Kirchner. Pese a sus errores, fue el mejor gobierno sin dudas. Había 52 mil millones en el banco. Y en efectivo.
—¿Ves diferencias entre el gobierno de Néstor y el de Cristina?
—Las hubo. De hecho, Néstor terminó con 52 millones de reserva y Cristina se quedó sin ellas. Hubo un desmanejo también de la economía. A lo que se suma la importación de muchos hidrocarburos que dejó mal al país.
—¿Con Alberto Fernández tenés más diálogo?
—Sí, almorcé con Alberto, y después dialogué dos o tres veces. La relación es buena. Es buena con los dos, pero pienso que en los momentos difíciles tenés que aparecer más.
—Los medios plantean la discusión sobre si el Presidente maneja todo el poder o lo comparte, si la vicepresidenta tiene más peso. ¿Cómo imaginás que termina esa relación?
—Me parece que el Presidente no puede prescindir de la ayuda de nadie. Tiene que escuchar consejos de Cristina, escuchar consejos de todos. Por eso se reúne con el personal de la salud, con los industriales. Trata de buscar el camino correcto para este país. La consulta con Cristina también deben existir y las exigencias de parte de Cristina también tienen razón de ser, porque ella era la que tenía los votos. Alberto tuvo que acceder a las cosas que quiere Cristina porque tuvo los votos, solo por eso.
—¿Pero cómo terminará? ¿Quién será finalmente el número uno?
—Argentina siempre fue presidencialista. Cristina, en la época en que más hablábamos, me dijo que ella no iba a ser más política porque ya estaba grande. Lo decía cuando todavía era presidenta. A lo mejor ya está preparando nuevos jóvenes para las próximas elecciones. Todos los que somos mayores tenemos que dar un paso al costado y dejar lugar a los jóvenes que vienen, que seguramente son mucho mejores que nosotros. Tenemos que ayudarlos para que no se equivoquen tanto.
—¿Cristina está preparando para las elecciones de 2023 a otros candidatos que no son ni ella ni Alberto?
—No puedo hacer futurología. Alberto Fernández depende de sí mismo, de cómo sea su gestión. Si es mala, la gente no lo va a aprobar. No estoy de acuerdo en que los mandatos deben durar ocho años. La gente te saca cuando no hacés las cosas bien, por eso no reeligieron a Mauricio Macri, ni a María Eugenia Vidal. Por eso también se fueron algunos intendentes. A la gente no se le puede decir a quién hay que votar. Se debe dejar que vote en su momento. Si Cristina presenta buenos proyectos y la gente la quiere votar, será problema de la gente, será su acierto o no. Pero es esencial que a Alberto Fernández lo dejen trabajar. Tiene experiencia de sobra. Estuvo al lado de Néstor Kirchner. Aparecen temas polémicos como el de Vicentin que abren la discusión. Fue muy brutal expropiar. Tendría que haber intervenido. Los fondos del país, del Banco Nación, estaban allí, y era preciso resguardarlos. Hubiese sido un poco mejor. Fue algo apurado. Son medidas que toma el Presidente y uno debe respetar. Lo que se prestó a Vicentin es casi igual que lo que se le está dando de ayuda social a toda la población. Es mucho el dinero que le debe al país. Internacionalmente también debe muchísimo. Tiene a todos los gringos enganchados en el Norte. Los gringos tienen las cosechas puestas en Vicentin porque era más seguro que tenerla en el banco. Pero es una empresa que se vació. Ahora los bancos de Estados Unidos están reclamando su plata. Y en España también se han pedido créditos. Lo bueno sería intervenirla para ver cómo están los números y qué hicieron con los fondos. También si hubo contrabando de cereales. Se manejaba el 10% de las exportaciones de Argentina. Y el 30% de los cereales se está yendo por el río. Y ahora Paraguay exporta más que nosotros. Es una vergüenza. Algo que obviamente no sucede en la parte de siembra. El chacarero también tiene que mirar que si todos pagasen los impuestos a lo mejor sería otra cosa, que la presión no superaría el 25%. Si no se tiene en cuenta todo eso, aparecen los problemas.
—Decías que Cristina Kirchner estaba preparando a las nuevas generaciones. De la provincia de Buenos Aires es también Máximo Kirchner. ¿Qué relación tenés con él? ¿Es un futuro candidato?
—El gobernador es Kicillof. Es joven, habrá que ver cómo lleva las cosas y si realmente responde a la expectativa de toda la Provincia. No depende de lo que diga yo, sino de lo que diga la gente cuando llegue el momento. Y de acuerdo a cómo la pasó, se verá qué otro joven puede ser. Porque no solo Máximo Kirchner puede estar mejor en aquel momento si necesitamos.
—¿Por ejemplo, quién?
—Yo creo que Máximo es un chico bastante interesante, es pensante. Lo conozco mucho. He ido cinco años a ver a Néstor después de fallecido, allí lo conocí y pude escucharlo. Es un tipo que está preparado. Se nota cuando uno habla con él. Pero tampoco sirve encerrarse en política. Es preciso abrirse y ser más abarcativo. Me llamó Máximo. Me preguntó qué necesitaba, si le podía ayudar con algo a Kicillof en la Provincia. Lo hizo, y debo reconocerlo. Pero, vuelvo a decir, falta mucho tiempo, va a pasar mucha agua bajo el puente hasta 2023. Y pienso que el agua no va a llegar al río de Alberto y Cristina tampoco, porque se necesitan mutuamente. Hoy por lo menos.
—¿Qué otros jóvenes de esa edad ves con futuro promisorio en la Provincia?
—Hay jóvenes que están llevando las cosas bien. Leo Nardini está llevando las cosas bien. Por eso digo que falta mucho.
—Todo parecía indicar que Martín Insaurralde iba a ser el candidato a gobernador en la Provincia. Máximo trabajaba en mucha cercanía con él y al mismo tiempo parecía ser candidato de unión con otros sectores como el Frente Renovador. Y un día Cristina Kirchner dijo que fuera Kicillof. ¿Qué pasó ahí?
—Insaurralde fue candidato en una oportunidad. Lo tuvimos allí y no llegó. La decisión fue acertada, porque ganó Kicillof, y ampliamente. A lo mejor la gente buscaba una cara distinta y hoy los carilindos ganan más votos que los más feos. Esto es así. No se mide por capacidad, se mide por la pinta, si sos políticamente correcto para hablar. No me considero políticamente correcto para hablar, pero puedo asegurar que pude sacar el partido adelante. Hace 28 años que soy dirigente y lo pudimos sacar adelante: tenemos universidad, hospital, y lo hicimos todo con fondos municipales. Es un orgullo ser intendente de José C. Paz porque salimos hacia adelante. Yo pienso en José C. Paz dentro de cuatro años, ocho años, vamos a conseguir un perfil totalmente distinto, porque los chicos van a tener acceso a la educación terciaria. Los pueblos sin educación terciaria no van a llegar. Teníamos a todos los chicos con secundario y se quedaban en su casa. El destino era atender un supermercado, una verdulería. No accedían a la educación. Debían viajar a Capital para estudiar. Lo que implicaba pagar para el boleto, comer ahí, hacer fotocopias. Teníamos un problema grande. Hicimos la universidad aquí: tenemos 22 mil alumnos. Lo invito a que venga a conocer la nueva Facultad de Medicina que estoy terminando este mes. Tiene 150 metros de largo, es para 40 mil alumnos. Cuenta con cien aulas. Realmente con eso vamos a poder levantar y darles un proyecto a los jóvenes. Van a tener futuro. En este país, sin educación no hay futuro. Hay que apostar fuerte a la educación. Hay que invertir el doble de lo que se está poniendo hoy en el presupuesto educativo. La educación nos va a sacar adelante. Mejoraremos en cuanto a seguridad, salud, trabajo.
—¿Cómo ves la oposición para las elecciones del año próximo en Provincia?
—La oposición está dividida, pero a lo mejor en tres meses se junta. Llegado el momento, se van a juntar los que estaban a ver si pueden tener fueros. Muchos tienen problemas judiciales.
—¿Ves a Mauricio Macri candidato en 2021?
—Candidato a legislador para tener fueros. Seguro. Lo han hecho todos los presidentes. El único presidente que no necesitó de los fueros fue Néstor Kirchner, aunque después sí fue como diputado. En esta oportunidad pienso que todos van a ir a buscar los fueros. Están con problemas. Con respecto a los espías que aparecieron, hemos sido todos espiados. Es un tema de moda. Estuve en una lista, fui espiado por la gobernadora. Raro, porque vino cuatro o cinco veces a hablar conmigo para pedirme ayuda y se la di. Son conductas que uno no llega a entender.
—¿Qué se puede hacer para que no explote el Conurbano, para que no pase la situación que temés?
—Hace falta que las fuerzas federales estén en el Conurbano. La policía está desbordada. Estoy en el terreno todo el tiempo. No me quedo, ni hago cuarentena, estoy en la calle. Hace dos meses que estoy al frente de la situación de salud. Viendo los secretarios que estaban, me puse yo al frente porque noté que íbamos a tener un problema severo de salud. Lo estamos teniendo. Y lo vamos a padecer mucho más cuando haga pico, va a desbordar todo.
—O sea que la manera de contribuir a que eso no se produzca es casualmente atacando el coronavirus.
—Atacando el coronavirus por una parte, y sacando a las fuerzas federales para que por lo menos pongan más orden en el Conurbano.
—Pero la chispa que podría encender la llama es que aparezca una cantidad de muertos porque los pacientes no puedan ser atendidos en los hospitales.
—Sí. Escucho de Nación y Provincia que hay una ocupación del 55% en las terapias intensivas, pero recién termina junio. Nos falta casi todo julio y agosto, van a ser los picos en ese momento. ¿Dónde vamos a atender los casos? En la semana necesitamos una cama para PAMI y no conseguimos.
—¿Una de José C. Paz?
—Si ya tenemos este problema, hay que imaginarse cómo va a ser cuando lleguen los picos. Tenemos que trabajar rápidamente para hacer la cuarentena en la casa, en los domicilios. Ayudarlos con la lavandina, yendo con comida. Es necesario que la gente se quede y haga la cuarentena ahí. Por eso compré las ambulancias y las unidades móviles de atención. Iremos casa por casa. Atendiendo y explicando.
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