Una multitud se auto convocó en las inmediaciones del domicilio de la vicepresidenta en respuesta a la persecución judicial de la que es víctima.
Lo que comenzó como un cacerolazo contra Cristina Kirchner en la esquina de Juncal y Uruguay, en la puerta de su domicilio en Recoleta, derivó en una espontánea y multitudinaria marcha en apoyo a la vicepresidenta en el marco del lawfare del que es víctima.
Tras conocerse el pedido del fiscal Diego Luciani de 12 años de prisión e inhabilitación para ejercer cargos públicos contra la ex mandataria en el juicio por la Obra Pública, un grupo minúsculo se acercó hacia la puerta del edificio, pero enseguida llegaron los militantes kirchneristas, por lo que la Policía de la Ciudad tuvo que realizar una especie de vallado para separar ambos bandos.
“Si la tocan a Cristina, que quilombo se va a armar”, fue uno de los cánticos más escuchados durante la tarde noche del lunes.
Se registraron incidentes por la represión de la Policía de la Ciudad, oportunamente solo contra los militantes de Cristina quien enseguida denunció el violento accionar y responsabilizó al jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta.
El operativo incluyó la detención del diputado bonaerense del Frente de Todos, Adrián Grana; aunque no impidió que la multitud continuará manifestando su apoyo a la vicepresidenta. Incluso se vio a otros dirigentes como Leandro Santoro y Martín Sabbatella.
En tanto, todos los integrantes del Gobierno y del Frente de Todos manifestaron su respaldo a Cristina, comenzando por el presidente Alberto Fernández y siguiendo por el flamante ministro de Economía, Sergio Massa.