Massa explora alternativas para pagarle al FMI, mientras negocia un desembolso de 10.000 millones de dólares

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El ministro de Economía confía en que el convenio con el organismo multilateral de crédito se firmará en los próximos días. Cuáles son las opciones para cancelar el próximo vencimiento de U$S2.600 millones.

Sergio Massa tiene plena confianza en que, durante los próximos siete días, firmará el Staff Level Agreement con Kristalina Georgieva. Tal vez mañana o pasado. Y, cuando a fines de agosto lo apruebe el Directorio, el organismo desembolsará unos 10.000 millones de dólares durante lo que resta de 2023. Por eso, ahora, la negociación está centrada en explorar cómo construir un puente financiero para pagar, antes del lunes próximo, el vencimiento de 2600 millones de dólares. Un pago con dinero que no es del FMI, hasta que llegue el primer tramo de los Derechos Especiales de Giro que le permita al BCRA recomponer sus reservas.

El domingo, Massa y el FMI anunciaron que se había arribado a un acuerdo y, ahora, cerca del ministro y candidato presidencial, están seguros de que en cuestión de días u horas se firmará el acuerdo con el staff del organismo. Hace diez días, se anticipó que había una decisión política de las dos partes en avanzar. Pero, los plazos apremian y los vencimientos, uno de 2600 millones de dólares y otro de unos 850, son inminentes.

Por un lado, el dólar blue alcanza un récord de 552 pesos: trepa 4,5 por ciento en un día, hace sonar las alarmas y, más temprano que tarde, se volcará a precios e inflación. Y también se despertaron las cotizaciones de los dólares MEP y CCL, que venían adormecidas. Inflación en alza, incertidumbre sobre los detalles del acuerdo y el momento del desembolso y escasez de reservas del BCRA se conjugan para empujar las cotizaciones al alza, todos los días un poco más.

Pero, por otro lado, existe una expectativa muy positiva de que se logre cerrar en lo inmediato el acuerdo. Por eso, ayer, las pantallas de los operadores y las agencias internacionales de noticias dieron cuenta de que los bonos soberanos argentinos en el extranjero subieron a su nivel más alto en seis meses y se ubican entre los de mejor desempeño entre los emergentes. ¿Qué ocurrirá hoy? Puede mantenerse la tendencia, pero también puede fallar. La Argentina se teje y desteje minuto a minuto.

Frente a la inminencia de los vencimientos, el país bien podría esperar para pagar unos 15 o 20 días, tal vez hasta que finalicen las vacaciones de los directores del FMI. Una vez firmado el acuerdo con el staff del FMI, eso seria posible y nadie intimaría al país a cancelar el pago. Pero, en la práctica, los mercados leerían muy mal esa demora. Y tal vez el dólar y la inflación se volverían incontrolables. Por eso, la decisión de Massa es cancelar el pago en tiempo y forma.

Así, el ministro y su equipo, en estas horas, están concentrados en encontrar un “puente” (el swap con China o algún otra variable) para efectuar el pago.

La campaña electoral de Sergio Massa
Hoy, la campaña del candidato presidencial Massa se resume, en lo esencial, a la gestión del ministro de Economía para alcanzar aquel acuerdo.

Es cierto que Massa, cada tres o cuatro horas, cambia de cara. Es el candidato peronista cuando se reúne con la CGT. Es el aspirante kirchnerista cuando baja con Axel Kicillof al conurbano o cuando se encuentra en Santiago del Estero con Gerardo Zamora. Y es el candidato-ministro cuando en La Rural defiende las medidas económicas que adopta para evitar una devaluación generalizada. Medidas que Nicolás Pino, titular de la SRA, y Horacio Rodríguez Larreta calificaron ayer como parches improvisados. Todo en cuestión de pocos días, incluso horas.

Antoní Gutiérrez-Rubí, el consultor catalán que lo asesora y que en su último libro afirma que para ganar una elección hay que ser eficiente en gestionar la esperanza y otras emociones, sabe que no es el momento más adecuado para lograrlo. Massa no es un candidato que emociona, sino que gestiona.

Ayer, una vez más, Gutiérrez-Rubí se reunió con Eduardo “Wado” de Pedro, el jefe de campaña de Massa, y con otros expertos. No es necesario que Malena Galmarini esté presente en esos encuentros para saber que siempre tiene poder de decisión y de veto. Y Gutiérrez-Rubí es consciente de que se enfrenta a un escenario electoral imprevisible, difícil de evaluar: en la Argentina de hoy se entremezclan una situación política y económica compleja; un creciente mal humor social; una oposición fragmentada, que libra una cruenta batalla interna; la dificultad para confiar en las encuestas, que cada vez arrojan más errores y un alto porcentaje de indecisos. Los sondeos muestran a JxC, como espacio, varios puntos arriba de UP. Pero es futuro, por previsible que pueda parecer, no deja de estar muy abierto.

Ese es su punto de partida. Massa pretende en las PASO ser el candidato más votado, con el 30 por ciento de los votos. Tal vez, deba conformarse con obtener un 25 por ciento y deba aceptar, que en la situación actual, es muy buen resultado como trampolín hacia octubre.

Por eso, Gutiérrez-Rubí no está tan preocupado en los 20 días que separan a su candidato de las PASO, sino en los casi 90 días que faltan hasta las elecciones generales. La campaña necesita que Massa y los otros candidatos de UP muestren y alternen todas sus caras, para atraer a todas las tribus.

Pero en ese futuro próximo, hay una faceta, la de ministro de Economía, que encorsetará a Massa hasta el final. El acuerdo con el FMI será su primer gran activo de gestión y, a partir de allí, deberá emprender la difícil tarea de hacerle creer a los electores lo que pocos se animan a pronosticar: que el 2024 será mejor que este año y que a todos les irá mejor. Eso requiere de una campaña milimétrica, flexible e imprevisible.

Fuente: TN

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