El relevamiento de una ONG educativa señala al ausentismo estudiantil como determinante en el desempeño académico, en el riesgo de repetición y abandono, y en el desarrollo social y emocional de los niños.
La quinta parte de los alumnos que están por finalizar la secundaria en una de las provincias más alfabetizadas adujo que el principal problema de ausentismo es que “no tenía ganas de ir a la escuela”, motivo esgrimido que representa más de la mitad en relación con la causa más invocada, que es la salud.
Es una arista saliente de las ausencias a clase en Mendoza, donde el 26% de los estudiantes del último tramo de la educación media reconoce tener 20 o más faltas por año, es decir no concurre al menos en un 14% de los días de clase.
Y eso que la provincia cuyana no se encuentra entre las jurisdicciones con mayor proporción de estudiantes que declaran más de 20 inasistencias a esa altura del año, que son Buenos Aires (36%), Tierra del Fuego (31%), CABA (28%) y La Pampa (27%).
Ni tampoco entre las que mostraron menores proporciones de estudiantes que faltaron al menos 20 días, como San Juan (9%), Santiago del Estero (12%) y Jujuy (13%).
«La falta de ganas de ir a la escuela interpela también a las familias, que muchas veces entienden que lo que pasa en la escuela no es más importante que otras tantas actividades, o bien que ir a la escuela puede ser una decisión sometida a la voluntad de los chicos”, interpreta Bruno Videla, docente de Secundaria y coautor del informe “Ausentismo estudiantil en secundaria: percepción y dimensiones”, del Observatorio de Argentinos por la Educación junto a Martín Nistal y Eugenia Orlicki.
“Menos días de clases implican necesariamente menos aprendizajes, menos socialización y más desvinculación. Si la repitencia es la antesala del abandono, el ausentismo estudiantil es en sí mismo una forma solapada y silenciosa de abandono escolar, es un ‘abandono en cuotas’ que impacta de lleno en la calidad de los aprendizajes. Resulta fundamental contar con datos precisos para poder dimensionar la magnitud del problema y así pensar en estrategias para abordarlo”, afirma.
Para el 49% de los directores de secundaria este comportamiento representa un problema que afecta el proceso de enseñanza y aprendizaje, ya que se trata del principal entre otros 12 relevados en el cuestionario de Aprender 2022.
El documento de la ONG asume vital importancia, por cubrir de algún modo la falta de estadísticas públicas sobre la cantidad de horas y días de clase efectivos.
Inasistencias
Del relevamiento se desprende que el 26% de los alumnos en todo el país reconoce tener 20 o más inasistencias faltó al menos un 14% de los días de clase previstos.
Además, un 18% de los alumnos afirma tener entre 15 y 19 inasistencias; el 21%, entre 10 y 14 inasistencias; el 20%, entre 5 y 9; el 12%, menos de 5; y el 3% ninguna.
El tiempo escolar se ve afectado por paros, ausentismo estudiantil, ausentismo docente, problemas edilicios en las escuelas, problemas climáticos, entre otros.