No te conozco, pero muchas gracias por donar tus órganos

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 El 30 de mayo se celebra el Día Nacional de la Donación de Órganos. Argentina fue el primer país de Sudamérica en tener una ley que rige y coordina la donación de órganos. En 1977, la Ley 21.541 dio nacimiento al Instituto Nacional Central Único Coordinador de Ablación e Implante (INCUCAI).

Es un día muy especial y quisiéramos hacer público nuestro reconocimiento a las familias de los donantes. Esas familias que, en esa situación de tanto dolor por la pérdida de algún ser querido, deciden, en forma voluntaria, desinteresada y altruista, donar los órganos de esa persona. Es un gesto de generosidad supremo ya que, en ese momento donde duele el corazón por la muerte del ser que aman, pueden pensar en otra persona. Familias que han tenido una gran empatía para pensar en el otro, mientras estaban transitando la muerte de un hijo, un padre, un esposo. Sin embargo, ellos lo hicieron. Esas familias que decidieron ser donantes, no tengo duda que al hacerlo recibieron una caricia a sus almas frente a un momento de tanto dolor.

Está demostrado que ser donante genera bienestar y eso se trasmite a las miles de personas que se encuentran en la lista esperando un órgano y son trasplantados cada año en nuestro país.  Muchos de ellos, conectados a maquinas o aparatos para mantenerse con vida, pero con una gran esperanza.  Sus vidas dependen de que su órgano dañado sea reemplazado por uno sano. De eso se trata el trasplante.

Sin donantes no hay cura para los pacientes que esperan

Muchos pacientes trasplantados, cuando están en su recuperación, preguntan quién les donó; cuántos años tenía; de qué murió. Y, sobre todo, preguntan por sus familias. Rememoran y piensan en el dolor que ellas tuvieron y la importancia de la decisión que tomaron en ese momento tan difícil. Rezan por ellas y siempre, siempre, las recuerdan. Cuando cumplen años; cuando se reciben de alguna profesión que eligieron; cuando consiguen un trabajo; cuando son padres; cuando ganan una medalla en los juegos olímpicos de trasplantados; cuando sienten que su corazón late; cuando pueden respirar normalmente; cuando dejan la diálisis después de 7 años; o cuando se miran al espejo y ven que no están más amarillos porque su hígado funciona.

Todo lo que preguntan los pacientes trasplantados no es por curiosidad, es porque quieren agradecerle a alguien. Muchos vuelcan su agradecimiento a través del INCUCAI y otros simplemente dicen: “No te conozco, pero muchas gracias”. Gracias porque me permitiste seguir viviendo; porque puedo seguir viendo crecer a mis hijos; puedo volver a respirar, a sentir y a vivir.

Por eso, infinitas gracias a todos los donantes y las heroicas familias que toman la decisión de donar. Sepan que todos los pacientes trasplantados les están infinitamente agradecidos y honran la vida de sus seres queridos.

Dr. Martín Fauda (M.P 56736)
Servicio de Trasplante Hepático y Pancreático del Hospital Universitario Austral.

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