El oficialismo ajusta la estrategia a menos de dos semanas de las elecciones primarias. Con números poco favorables, aumentan la exposición de la Gobernadora y limitan la del Presidente. Qué decir y qué no.
Como sucedió en la campaña de 2015, Cambiemos apuesta a su propio manual de estilo hacia las elecciones de medio término. Con números poco favorables en las últimas encuestas, el oficialismo modificó una serie de elementos para intentar sumar adeptos.
Una de las últimas decisiones fue aumentar la exposición de la gobernadora María Eugenia Vidal, en detrimento de la figura del presidente Mauricio Macri, quien goza de menor imagen positiva en la Provincia.
Si bien la centralidad de la mandataria bonaerense en la campaña era sabida, desde la mesa chica del PRO se decidió incrementar la centralidad de Vidal, tanto en el territorio como en los medios de comunicación.
Asimismo, en los últimos días se endureció el discurso. Siempre evitando las definiciones “duras” en materia de economía y temas sensibles, Vidal y sus candidatos apuestan a la polarización y el enfrentamiento con el kirchnerismo.
Esta estrategia tiene doble sentido: por un lado, fijar la atención en un “enemigo” claro y contundente; y por el otro, “ningunear” las figuras de Sergio Massa y Margarita Stolbizer, quienes continúan apostando a la “ancha avenida del medio”.
«Necesitamos todos los votos y no podemos espantar a quienes puedan estar a favor del aborto. El aborto no estaba en el libreto. Pero Esteban es católico y no podía decir otra cosa», reveló un funcionario a La Nación.
La máxima de Jaime Durán Barba es, básicamente, transmitir sentimientos y emociones positivas: palabras como «equipo», «trabajando juntos», «esperanza», «sí, se puede» y «felicidad», están permitidas.
Además, los candidatos bonaerenses tienen la obligación de nombrar a Vidal en cada discurso o declaración periodística.
